Mi madre con ALZHEIMER
Es una forma inexcusable de catarsis el poder escribir de manera abierta, aun sin saber si alguien leerá este texto, pero con la certeza que yo si lo haré, lo leeré y releeré, buscando la utópica perfección ante mis ojos, sabiendo que jamás será suficiente y no se llenará el vacío de despedirte en vida, al recordar cómo me saludabas cien veces en la etapa de Alzheimer moderado y guardabas en lugares inhóspitos las medias, el reloj y la billetera que veías abandonada en la mesa del comedor. Pero hoy no me saludas y ni siquiera te es importante quién soy y que hago en tu casa, pues ya estás en Alzheimer avanzado o grave. Pero me consuela saber que ya no sufres por la bendita inconsciencia de que olvidas que te olvidas.
Alzheimer, definida someramente como una Enfermedad progresiva que afecta a la memoria y otras importantes funciones mentales.
No es la intención desear profundizar en la en la fisio patología de la enfermedad. Narraré una anécdota que, dentro de lo triste, muestra como gana el amor;
Érase un caluroso domingo en Cartagena de indias. Mi padre acompañaba a mi madre en un día anormalmente normal y cotidiano de cuidador de una paciente con Alzheimer moderado, casada con mi viejo desde los 17 años, y pariéndome a los 18, siendo yo su hijo mayor.
Mi madre, una mujer de 62 años quien inicia con síntomas cognitivos del alzheimer a los 56, de manera prematura, en comparación con sus demás hermanas que iniciaron después de los 62 años como herencia genética de mi abuela Susana, en este caso patología ligada al sexo femenino.
Esa mañana mi madre entra en crisis deseando marchase para su pueblo de nacimiento Arjona Bolívar, se coloca su ropa de salir, hasta una pava (Sombrero femenino) para protegerse del sol, le dice a mi padre que tomen el bus para macharse a su casa. Mi padre por recomendación del psiquiatra, le sigue la idea diciéndole que en un momento irán, esperando que se le olvide la intensión. Pasadas 2 horas, mi madre no reconoce a su amor de toda la vida y le empieza a decir señor, ¿” Señor por favor Ud. que hace aquí?, Estoy esperado a mi esposo Alberto Ramírez. Mi padre le responde que él es Alberto Ramírez, pero mi madre le expresa que no, que está viejo y su esposo es un hombre joven de 23 años y que está trabajando en petroquímica. Esta es la primera vez que mi madre no reconoce a mi padre, y no deseo haber vivido esa experiencia.
Mi padre traga en seco y le sigue la idea, diciéndole que la va a cuidar mientras su esposo llega, a lo que ella le responde que él es un señor muy amable y bueno pero que espere fuera de la casa porque no está bien que este dentro sin su marido estar presente, no quedando más que salir y esperar en la puerta hasta que mi madre recobrara la conciencia.
Pasaron un par horas y Una vez siendo la misma mujer, con la conciencia de regreso, le grita a mi padre con su clásico acento y típica exigencia de matrona costeña; Ajá ¿y tú que haces afuera como un bobo?, entra y ayúdame a sacar los pescados pal sancocho. En ese momento mi padre supo que había regresado, pero a la vez, también supo que se empezaba a ir definitivamente y así fue.
En las etapas tempranas del Alzheimer se pierde la memoria a corto plazo o reciente y se aferra en la pasada, incluso años atrás, volviendo en algunos casos a la niñez, infelizmente al progresar la enfermedad también se perderán estos recuerdos. Las etapas tempranas de la enfermedad es donde el paciente más sufre al ser consciente de su deterioro cognitivo progresivo y es ahí donde se debe tener más paciencia, nutrirse de información valiosa, recibir asesoría especializada para poder afrontar y enfrentar la situación ya que cada vez serán más comunes las crisis. Ya en la fase grave o avanzada del Alzheimer el paciente deja de sufrir por la pérdida de la memoria y deja de ser consciente de la enfermedad, pero es cuando los seres amados se despiden aun, teniéndolos físicamente.
En este texto narrativo expreso la lealtad de dos seres que se aman inmensamente aún en la inconsciencia y que a pesar de la enfermedad siguen firmes hasta el fin de sus días. Mi madre hoy está en etapa avanzada y mi padre, su amor (Su papi, como le llama desde siempre ) sigue cuidando cada detalle para que "Su amor bonito" esté lo mejor posible con la resignación de la despedida en vida.
Dr Alberto Enrique Ramírez García,
MD especialista en Anestesiología. Especialista en Dolor y cuidado Paliativo
Maestría en el tratamiento del dolor y en Fibromialgia
Posgrado Experto en Fibromialgia