Memorias de la Metro de Quilla
En una mesa de cafetería estábamos
sentados Juan Camilo Peláez, Marcus Eduard Pietro y yo .
Marcus era un estudiante extranjero de Jamaica,
que llego sin hablar español, pero por su gran carisma e inteligencia supo
integrarse de maravillas con el resto del grupo de “pichones de médicos” y
aprender el idioma en su primer semestre, con su español entendible pero
con un fuerte acento extranjero se daba un toque de inocencia o más bien
Pseudo-inocencia que aprovechaba para hacer y deshacer, Como característica
física esencial estaba su caminado con pecho afuera y nalgas paradas, caminado
que me recordaba un pato Sabanero, más específicamente de esos patos criados en
finca de Ceretè, “Los que somos de pueblo, sabemos de qué hablo” .
Ese mismo día se
levantó de la mesa y se acercó a una hermosa mujer de algunos semestres
superiores que disfrutaba de un pastel de pollo con jugo de naranja. Marcus le
dijo algo, como respuesta a sus palabras observamos que la diva le insultó
con palabras grosas e incluso le dijo negro HP, pero algo le dijo Marcus que se
calmó, la mujer se acercó con cara de puño y nos dijo que debíamos sentir
vergüenza por nuestro comportamiento tan deplorable. Quedamos sin entender nada
y al preguntarle a Marcus lo acontecido nos contó que le pidió el
“chocho” a la mujer y esta se molestó muchísimo, pero le dijo que nosotros le
habíamos dicho que lo que comía se llamaba chocho y a él le parecía algo
diferente y exótico ya que no era de esta cultura y le gustaría probarlo.
Le “confesó” con lágrimas en los ojos que él fue solo una víctima de nuestra
maldad, que debía cambiar de amistades y esta se ofreció a mostrarle
barranquilla esa misma noche.
Con una sonrisa maliciosa nos dijo lo siguiente;
“Grrracias amigus, ustedes son lo massssimou, a lo mejor hasta termina dándome
el chochouu”.
Alberto Ramirez Jr